Luna de Avellaneda

El Club Social y Deportivo Luna Llena de Avellaneda es apenas una sombra de lo que fue: el pulmón del barrio, el lugar en el que se conocían las parejas y se criaban los hijos. Sosteniéndose a duras penas, con cada vez menos socios y con un grupo de directivos que trata de sacarlo adelante a pesar de los constantes problemas, del club ahora mismo sólo queda un gimnasio con goteras, un bufé sin pretensiones y una enorme deuda con el municipio... y el futuro no pinta mejor.

Al parecer, la única salida posible es que se convierta en un casino, algo muy alejado de los ideales de los inmigrantes que lo fundaron en la década de 1940. Sus descendientes tendrán que tomar una dura decisión: continuar con el sueño de sus mayores o conseguir ingresos a cualquier precio.