Adiós, felicidad

Ken Scott ("De la India a París en un armario de Ikea") dirige esta comedia dramática sobre cuatro hermanos, totalmente opuestos entre sí, que se reencuentran para rendirle un último homenaje a su padre en la casa de veraneo familiar. Esta idílica idea se ve interrumpida cuando el más joven de los cuatro pierde la urna con las cenizas de su difunto padre.

El sexto largometraje de Scott se centra en descubrir lo que supone ser feliz, una idea que se desarrolla dentro de un escenario de postal que hace a los hermanos volver a sus años de juventud, así como descubrir que entre ellos siguen existiendo una serie de lazos inquebrantables imposibles de romper.

Según su director, "detrás de cada intercambio, cada mirada, cada posición... se esconde una historia que mantiene en vilo a los miembros de una familia, al borde del estallido, al borde de revelar años de frustración".

Cada uno de estos cuatro hombres representa distintos arquetipos de persona: el más joven, Nicolas, interpretado por François Arnaud, es un cocinero con cuatro hijos de cuatro mujeres diferentes al que le encanta disfrutar de la vida; el mayor, Charles-Alexandre, interpretado por Louis Morissette, es un hombre de negocios obsesionado por seguir los pasos de su difunto padre. Los otros dos son Thomas (Antoine Bertrand) y William (Patrice Robitaille): el primero es el hermano nostálgico y confundido, el otro, un autor literario preocupado por la falta de inspiración.