Cariño mío

Verónica Gravina, joven y bonita, toma el avión hacia Deesen, para refugiarse en el cariño de su madrina, la Duquesa de ese título. En el viaje conoce a un joven francamente atractivo, Miguel que dice ser un modesto empleado en un restaurante. También ella oculta su personalidad para no desanimarle confesándole, a primeras de cambio, que es hija de un multimillonario. Es sencillamente una secretaria que va a perfeccionar a Deesen su alemán. El destituido Rey de Kronberg invita a la aristocracia de Deesen a una recepción en honor de su hijo Miguel que regresa a su país, donde ha sucedido a su padre en el trono. La Gran Duquesa de Deesen es lógicamente invitada, y acude con su ahijada. El asombro de Verónica la hace creer que Miguel se ha burlado cruelmente de ella. Y regresa a España. El día de la Fiesta Nacional, Miguel IV es objeto de un atentado. Le salva la intervención de Carlos, hermano de Verónica, complicado en el movimiento revolucionario. Sólo Verónica puede salvar a su hermano. Verónica y su padre vuelan hacia Kronberg. Pero la policía ha actuado y sabe que fue Carlos quien salvó la vida del Rey. Lee Miguel la lista de audiencias del día. Su rostro se anima al ver los nombres de don Ricardo Gravina y de su hija Verónica. Conducidos a Palacio, Verónica es introducida en el despacho del Rey. Miguel abre la puerta ante la que esperan Ministros y embajadores, para presentarles a la futura reina de Kronberg.

Película surgida tras el éxito de "Dónde vas, Alfonso XII?" y "¿Dónde vas, triste de ti?", de nuevo con Vicente Parra como protagonista, que vuelve a presentar un melodrama ambientado entre la nobleza. Rafael Gil pone su oficio resultado una película deslumbrante y emotiva.