El desvío

Un pianista hace autostop desde Nueva York hasta Los Ángeles para reunirse con su prometida. Uno de los conductores que le recoge muere de una sobredosis de pastillas y el pianista, instintivamente, esconde el cadáver y se queda el coche, el dinero y la documentación. Por el camino sube una autostopista que descubre los hechos y le chantajea hasta el punto de convertirlo en su esclavo y arruinarle la vida.

Muchos críticos consideran esta película un auténtico hito del cine negro. La realización de Edgar G. Ulmer (un cineasta poco apreciado en su día, que sería reivindicado más tarde por la Nouvelle Vague francesa) es intensa y claustrofóbica. La película fue rodada en seis interiores desnudos.