El expreso de Chicago

Durante el trayecto en tren de Los Ángeles a Chicago, un apacible editor llamado George Caldwell está flirteando con Hilly Burns cuando, en un breve intercambio de besuqueos, ésta le cuenta que su jefe está a punto de detener a un grupo de perversos falsificadores de obras de arte. Poco después, George ve caer del tren el cuerpo inerte del jefe de Hilly, al que acaban de asesinar. Pero cuando comunica lo ocurrido, nadie más parece haberlo visto.

Sólo el detective Sweet está de acuerdo en investigar el supuesto crimen, pero no tarda en ser apartado del caso. El instigador de tal atrocidad es Roger Devereau, un maestro falsificador, quien junto a su compinche Whiney, está planeando un diabólico asesinato. Para empeorar las cosas, han secuestrado a Hilly que no puede dar aviso a la policía y cuando George decide investigar por su cuenta, se convierte también en un objetivo a eliminar, así que se ve obligado a disfrazarse de las más variopintas maneras para eludir a los asesinos.