Victoria

Lejos de la matriarcal emperatriz vestida de luto que nos juzga con mirada severa desde finales del siglo diecinueve, la Victoria de 1837 es una joven enérgica cuyo ascenso al poder la libera de la estricta educación impuesta por su sobreprotectora madre, la alemana duquesa de Kent, y el odioso Sir John Conroy, la “bestia negra” de la infancia de la Reina. Aprovechando la libertad que le ofrece su nueva situación, Victoria inmediatamente echa a su madre de su dormitorio, e inicia una campaña para librarse totalmente de la influencia de Conroy. Sus primeros años en el trono fueron de gran disfrute: le encantaba bailar y conocer gente, y formó una relación muy íntima con su gallardo Primer Ministro, Lord Melbourne. Él la apreciaba mucho, y se convirtió en figura paterna, tutor y confidente de la joven Reina. Pero esta luna de miel no duraría : pronto, la obstinación e ingenuidad de Victoria provocó una serie de escándalos con graves ramificaciones para la vida política del país...

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