Hay que matar a B.

Pal, un camionero inmigrante que lleva quince años viviendo en un país suramericano, consigue un préstamo para comprarse un pequeño camión con un compatriota. Pero su primer cargamento coincide con una huelga de transporte que ellos no pueden respetar por la falta acuciante de dinero. Los huelguistas le tienden una emboscada y queman el camión en el que muere su compañero. Acabada su aventura de independencia, vuelve a la ciudad en busca de trabajo. Pero en la cola de conductores se entera de que su nombre figura en la lista negra y de que no le van a contratar en ninguna parte. Sin otra posibilidad de trabajo, acepta colaborar con un detective privado que investiga la infidelidad de la amante de un empresario envuelto en política. Cuando Pal entabla una relación amorosa con la supuesta infiel, el empresario aparece muerto. Y mientras se pregunta si le han tendido una trampa, Pal es detenido por asesinato.