También los ángeles comen judías

Durante los años de la depresión económica en los Estados Unidos, los famosos años treinta, millones de hombres pasan hambre. Entre éstos se encuentran Sonny (Giuliano Gemma) y Charlie Smith (Bud Spencer). Este último es un luchador sin trabajo por haber rehusado perder un combate. Sonny es un alegre vagabundo, soñador y fantasioso, convencido de que lo mejor para salir de apuros es ingresar en una próspera pandilla de gángsters. El destino hace que estos dos fracasados hagan amistad y logren ingresar en la banda de Angelo (Robert Middleton). Ahora visten bien, comen bien, se les paga bien y van bien armados. Empiezan su trabajo como supervisores de un club nocturno de Angelo. Pero no tienen suerte: el freno electrónico de la ruleta falla y se atranca indefectiblemente en el número 18. Y éste es el número que el alegre y borrachín senador O'Riordan (Georges Rigaud) se empeza en jugar. La banca está a punto de quebrar cuando intervienen Charlie y Sonny. El sistema de estos dos novatos consiste en poner término al juego de ruleta liándose a porrazos con los jugadores y en especial con el senador. Pero Charlie y Sonny tienen una suerte increíble, tanta que acaban facilitando el arresto de toda la banda de Angelo y del propio Angelo, lo cual les convierte en buenos amigos del teniente de policía inspector Mackintosh (Bill Vanders). Después de esto, Charlie decide volver al ring y Sonny se convierte en su cuidador. Han comprendido que tienen el corazón demasiado blando para el oficio de gánsters.

Una comedia de acción, de tono paródico, que traslada los habituales esquemas del spaghetti-western a los años de la Gran Depresión en Estados Unidos. La película reúne a Giuliano Gemma con el orondo Bud Spencer, dos intérpretes habituales del spaghetti-western, bajo la dirección de E.B. Clucher, pseudónimo del italiano Enzo Barboni, director habitual del género.